He decidido tomármelo con filosofía, es inútil llegado a este punto volver a frustrarse. A base de querer disfrutar de nuevo de esa maravillosa sensación de enfrentarte con esas angostas calles y avenidas, sortear peatones, ciclistas urbanos y como no coches mal estacionados, he reaparecido precipitadamente en sucesivas ocasiones y como no podía ser de otra forma he vuelto a lesionarme.
Las lesiones musculares tienen esas cosas, además de molestas y dolorosas en algunos casos, son bastante traicioneras. No hay nada peor que estar convaleciente unos días, guardando reposo y tomando anti-inflamatorios y aplicando hielo y calor a la zona afectada, y cuando crees que ha desaparecido te enfundas tu ropa deportiva , te calzas tus zapatillas y te lanzas a la calle en busca de esa sensación que tan bien conoces y tanto necesitas y zás, a los pocos metros de nuevo para casa y con la decepción por bandera.
Una vez más a empezar con la recuperación, el descanso e incluso a veces con una lesión mayor que la primitiva por haber querido forzar antes de tiempo.
Llevo desde el día 15 de Setiembre con una lesión muscular en el gemelo. Durante estos días de convalecencia en numerosas ocasiones me he subido por la paredes, y el hecho de no saber controlar esa ansiedad me ha hecho incluso empeorar la lesión.
El peor momento fué sin duda el día de la carrera nocturna del guadalquivir, 23.000 corredores y yo teniendo que ver los toros desde la barrera. El día 30 de Setiembre del 2011 quedará para siempre grabado en mi mente, y en mi corazón. Me emocionó ver tanta gente disfrutando de esa afición tan maravillosa que es correr, y a la vez me llenó de pena por no poder estar entre ellos.
Creo que fué uno de los momentos más decepcionantes de mi vida como corredor. El lunes 3 me volví a lanzar a la calle con la ilusión que había provocado en mí la carrera, y la ausencia de molestias y dolor en la zona afectada. Así que me puse mis zapatillas y a la calle. A los 100 metros ya me había tenido que parar y estaba de vuelta a casa. Ganas de llorar, profunda decepción y lo que es peor de nuevo la lesión.
Ese día decidí que no volvería a incurrir en el mismo error. Decidí no dejarme guiar por mis emociones y volver única y exclusivamente cuando de verdad esté totalmente recuperado.
Aparentemente ya no tengo nada, pero por precaución y miedo y tras consultarlo con mi médico he decidido esperar hasta el próximo día 17 para volver a pisar asfalto y gastar zapatillas.
Así que de momento seguiré compartiendo con vosotros tanto mis pensamientos como emociones.
Gracias por leerme y hasta la próxima.
Desde ese día